Prevenir el error y establecer soluciones para el caso de tener que sobrellevar un problema: te contamos de qué se trata la evaluación de riesgos y cómo realizarla.
La seguridad e higiene en obras es fundamental para resguardar a los trabajadores, a otras personas, a los materiales y a la construcción en sí. Existen tres grandes factores que aumentan la probabilidad de que ocurran accidentes:
- La condición peligrosa.
- El acto inseguro.
- El factor contribuyente.
Veamos cada uno de ellos.
Condición peligrosa
Es un factor de riesgo atribuido a la maquinaria, al equipo, a una persona o a una afección que pueda significar un problema de seguridad. Hablamos de:
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Orden y limpieza deficiente.
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Inadecuada disposición de Protecciones Colectivas (PC).
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Empleo de herramientas, equipos o enseres defectuosos.
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Entre otros.
Acto inseguro
Es la principal causa de accidentes. Se relaciona con la actividad de los trabajadores, frecuentemente un error humano que puede partir de:
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Operar equipos defectuosos, de manera incorrecta y/o sin autorización.
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No señalar o advertir de situaciones de peligro.
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No asegurar elementos adecuadamente.
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Tomar riesgos innecesarios.
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No utilizar los Elementos de Protección Personal (EPP) que correspondan.
Factor contribuyente
Tiene que ver con una condición agravante que potencia las posibilidades de riesgo. Puede partir de situaciones meteorológicas o ambientales; personales en los trabajadores relacionados (cansancio, desgaste y demás); o distintas causas externas.
La evaluación de riesgos: ¿en qué consiste?
A partir de las condiciones anteriores, se pueden analizar los potenciales problemas o accidentes en una construcción. En ese sentido, es importante que el Responsable de Seguridad, en conjunto con los capataces y responsables de obra, realicen dicho análisis a través de una evaluación de riesgos.
La evaluación de riesgos revisa las posibles fallas, problemas, errores o accidentes en general asociados a distintos métodos de acción (ya sea en medidas correctivas, medidas preventivas o simples procesos de solución) para mitigar daños. Es una medida que puede salvar vidas, dinero y, ante un accidente, mitigar la gravedad de las consecuencias.
¿Cómo realizar una evaluación de riesgos?
Como en muchos otros ámbitos y negocios, el análisis de situaciones problemáticas potenciales parte de una tabla. En ella se deben pensar anticipadamente los posibles incidentes y dejar pautados los métodos de solución. En particular, en seguridad de obras de construcción se trata de un cuadro de cuatro columnas en un orden inalterable, dado a que se complementan en orden lineal: tareas de obra, riesgos potenciales, afecciones y patologías asociadas:
- Tareas de obra: aquí se deben establecer todas las tareas a realizar en una obra. Por ejemplo, demoliciones, excavaciones, pintado, limpieza de frentes, albañilería, etcétera.
- Riesgos potenciales: a partir de las tareas anteriores, ¿qué riesgos existen? Por ejemplo, químicos (gases, polvos, etcétera), mecánicos (herramientas eléctricas, electricidad), ambientales (contaminación) y demás.
- Afecciones a las personas: un listado de todas las posibles salidas de esos riesgos en acción. Hablamos de “lesiones, traumatismos, cortes, asfixia, parálisis, muerte”, por ejemplo.
- Patologías asociadas: aquí es recomendable establecer particularmente cada una de los males precisos que pueden ocurrir. Desde lumbalgias a paros cardíacos.
- Medidas de seguridad: definir para cada etapa de trabajo las medidas de seguridad asociadas a dicho proceso, de manera tal de poder tener claro qué hacer para evitar los principales riesgos.
Este cuadro es central para armar otro documento en el que se listen los riesgos y se establezcan los modos de acción. Por ejemplo: ante un problema mecánico relacionado a un traumatismo o un corte, debe haber una medida preventiva y un modo de acción asociado a la realización del riesgo, que podría ser la utilización del equipo indicado para ello.
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